Tócame un poco.
No muerdo. No me defiendo ni huyo.
No te tocaré a cambio.
No te seduciré a cambio.
Tócame un poco. Solo un poco.
No te pido que me acaricies.
Nada a cambio.
Solo un poco. Tócame.
Quiero salir de la duda.
Por si es verdad.
Que no soy ni existo.
Archivo de la etiqueta: poesía
Posesivo
Siento tener que tenerte.
Tengo que sentir sentirte.
Y la desdicha es dicha.
Teniéndote me basta.
Bástame tenerte.
Sí, siempre, así, sí.
Y si no es así…
No hago poesía
Pronto, loco, pronto.
No desesperes.
Loco, pronto, pero poco.
No te excedas ni antecedas.
No me desampares,
no me abandones
pues estoy contigo
en éste, éstas y aquéllas.
Pronto, falta poco,
juntos,
mutuos,
míos,
tuyos,
todo.
Pero siempre poco.
Y demasiado pronto
¿Qué esperas de mí?
¿Qué no esperas de mí?
¿Qué quieres que te dé?
¿Qué pretendes recibir sin ofrecer?
¿Amor, dolor, sopor, temor, amor,
amor, amor, amor?
¿O no?
No.
Será que no.
La espera se te hará larga.
Disfruta de lo que no vas a conseguir.
De mí.
Sin mí.
Poema muerto de un vivo eterno
Tengo una vida.
Una vida de vidas.
Vidas debidas
a las vidas vivas
de otras vidas
que me mantienen con vida
en esta muerte eterna que vivo.
(Fotografía: © Luis Leo Photos)
Nada razonable
Imagen
Sin Cyrano
¡Hermosa mía! Te tengo dicho, muchas veces, que el narizota no está conmigo y que entonces no me siento obligado a escribirte bellas palabras. Ni tampoco a decírtelas. Para qué. Si es al final mi peculio lo que te convence. Más que mi bella cara o mi prominente masculinidad. Tampoco tienes tú ni verbo ni labia. Ni herencia ni dote. Ni sapiencia ni lujuria. ¡Vayamos pues al tema! El frenesí instantáneo bien lo merece.
Deducción
A cada rima, un latido.
A cada latido, un poco más de vida.
Deduzco, entonces, que la Poesía hace ser.
Versos cortos de pasión profunda
Si como una fresita,
sabor a ti.
Si huelo una rosita,
olor a ti.
Te guardo una cosita,
es para ti.
Corro si me necesitas,
ya estoy aquí.
Hoy he vuelto a enamorarme
y es que no puedo, no quiero evitarlo,
esta mañana al despertarme,
y encontrarte, mujer hermosa, a mi lado.
Te quiero con locura,
te amo con total pasión,
y si me das un besito
me da un vuelco el corazón.
Que soy tuyo no lo dudes,
que eres mía ya lo sabes,
por eso al abrazarnos,
el Amor en mi alma ya no cabe.
Hasta la noche espérame,
y entre tus brazos
haz un hueco, que sea abrigo de mi mundo.
Espérame sobre tus labios,
que en ellos mi amor abundo.
Miel de mis flores,
Luz de mis estrellas,
Agua de mis ríos,
Sangre de mis venas.
(Fotografía: © Jesús Fernández de Zayas «archimaldito»)
De ti
Estoy sin habla, estoy sin respiración, tú estás junto a mí, te veo junto a mí, y casi no puedo creer ser tan dichoso. Tu pelo es mío, tu pecho es mío, tu vida es mía. Y yo soy tuyo, mis ojos son tuyos, mis manos tuyas, mi temblor tuyo, mi vida es tuya. Respirarte sin pensar en que se acabará mi aire. ¡No importa! Tendré el tuyo. Acariciarte sin pensar en que terminará mi ternura. ¡No importa! Yo soy tu piel. Besarte sin pensar en que mi saliva se secará. ¡Tonto soy! ¿No siento que tu río fluye a través de mí? Solo cuando me tocas sé que existo, sé que veo, sé que siento, sé que soy.![]()
No más
Nunca más te vuelvas a ir, porque sin ti se me desgarra el alma.
Nunca más te vuelvas a ir, porque el hogar, la ciudad, el mundo entero sin ti no son nada.
Y tu olor cálido no vuelvo a encontrar cada mañana.
Y tus sonidos plácidos no vuelvo a respirar cada tarde.
Y me desespero porque no te encuentro cuando vuelvo muerto al final de la jornada, esperando resucitar entre tus brazos.
Jamás te vuelvas a ir, y si te marchas, que sea conmigo.
Para poder rozar tu mejilla con mis dedos temblorosos.
Para extraer de ti palabras que acaricien mis oídos.
Para poder nombrar cada amanecer con tu nombre.
Y que las estrellas, que nos observan allá encima, en el cielo, sean un reflejo de los poros de tu piel.
Y que la luz de nuestro sol sea tu mirada fija en mí mientras tiemblo de emoción al imaginarte entre mis brazos, devolviéndome parte de la vida que te di al entregarme por entero a ti.
No te vayas más, porque mi corazón se ahoga,
y todos los segundos compartidos contigo se me escapan transformados en lágrimas.
(Fotografía: © Jesús Fdez. de Zayas «archimaldito»)