Prevenido

Mi madre me lo advirtió. Me lo dijo tantas veces que ya no me hacía efecto su prevención.

-No la mires a los ojos, que te embrujará y no podrás zafarte de su hechizo jamás.

Mi madre, tu suegra.

 

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Photo by Helmut Gevert from FreeImages

Abducido

Ya fui abducido hace tiempo, justo cuando me implantaron nódulos neurológicos de alta prestación para que se imbricaran con los ejes de mis neuronas, aunque creo que erraron en la apreciación de que mi cerebro extralimita su velocidad en relación con mis constantes fisiológicas, o sea, pienso más rápido de lo que hablo y es por ello que, a veces, me trabo en mis disquisiciones.

 

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Dos obsesiones

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(Fotografía: Monami)

Dos de mis obsesiones resumidas en una foto: Adolf Hitler y Star Trek.
Los que me conocen saben bien que mis ideas políticas son radicalmente opuestas al Nacionalsocialismo, pero el personaje Adolf Hitler siempre me ha obsesionado. Su biografía, su ideario, la corrupción de lo que pudo haber sido una genialidad y que degeneró en lo que, desgraciadamente, ya sabemos, etc, etc, etc. Lo peor de todo es que el ser humano no aprende de los errores y, de vez en cuando, deja que se desarrollen ideas y personajes que siguen atentando contra la dignidad humana.
Y la contradicción de la foto está en que lo radicalmente distinto es la utopía mostrada en la serie de TV (y posteriores películas) de Star Trek. Una sociedad humana en concordia, unida, en perfecta evolución constructiva, que solamente tiene que luchar contra las especies que quieren desequilibrar la armonía del Universo conocido. 
Si Adolf Hitler hubiera sido trekkie…
¡Larga vida y prosperidad!
Langes Leben und Wohlstand!

Sin Cyrano

¡Hermosa mía! Te tengo dicho, muchas veces, que el narizota no está conmigo y que entonces no me siento obligado a escribirte bellas palabras. Ni tampoco a decírtelas. Para qué. Si es al final mi peculio lo que te convence. Más que mi bella cara o mi prominente masculinidad. Tampoco tienes tú ni verbo ni labia. Ni herencia ni dote. Ni sapiencia ni lujuria. ¡Vayamos pues al tema! El frenesí instantáneo bien lo merece.

 

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