Unos estaban locos. Otros estaban locos. Los pocos, con cordura, sorprendían por su locura.
Y apareció él: El Loco.
Unos estaban locos. Otros estaban locos. Los pocos, con cordura, sorprendían por su locura.
Y apareció él: El Loco.
Querer sobrevivir. Querer vivir. Aunque no haya motivo.
Querer querer. Aunque no haya objetivo.
Querer. Y de pronto…
Querer evitarlo.
Me sostuvo la mirada. Con ambas manos.
Nigrumento esperpento.
Alviento ceniciento.
Momento lamento.
Lentolento. Tientotiento.
Sintiempo.
Y ahora, sediento.
Mas miento.
Siempre miento.
Se detuvo el tiempo. Y allí estabas tú, esperando a que se reiniciase.
Tengo una vida.
Una vida de vidas.
Vidas debidas
a las vidas vivas
de otras vidas
que me mantienen con vida
en esta muerte eterna que vivo.
(Fotografía: © Luis Leo Photos)