Primero (creo que fue lo primero), sentí.
No puedo describir si fue dolor o placer, felicidad o angustia.
Una brizna de percepción. Un pellizco de soportabilidad. Un reflujo de osadía. Un milisegundo de esperanza.

Primero (creo que fue lo primero), sentí.
No puedo describir si fue dolor o placer, felicidad o angustia.
Una brizna de percepción. Un pellizco de soportabilidad. Un reflujo de osadía. Un milisegundo de esperanza.

No existe la traducción simultánea. La traducción es escrita, cuando se traduce un texto de un idioma a otro idioma distinto del original. Los mal llamados traductores son, en realidad, intérpretes, y pueden ser simultáneos, cuando interpretan simultáneamente al ponente, con un tiempo de demora mínimo, o consecutivos, cuando esperan a que el ponente termine una o dos frases, mientras que ellos toman anotaciones escritas o mentales, y cuando el ponente se pausa, el intérprete hace comprensible para los escuchadores (u oyentes) lo que ha dicho el ponente, estando éste en silencio y alternándose en sus intervenciones. La interpretación simultánea es casi instantánea. La consecutiva alarga, un poco más del doble, el tiempo de la intervención de un ponente con respecto a la simultánea.
Existen subtipos de interpretación basados en estos dos anteriores.
La gente, en general, ignora casi todo sobre este trabajo.

¡Qué sudor!
¡Qué calor!
¡Qué estupor!
¡Qué engaño!
¡Qué negación!
¡Qué desatención!
¡Qué tensión!
¡Qué inacción!
¡Qué manipulación!
¡Qué osadía!
¡Qué traición!

En la terraza de un bar, Adolfo Gila, está tomando una tila (pa lo nervio). Se acerca la cámara de una joven o un joven y existe el siguiente diálogo:
(Joven): -Abuelo, ¿sabe usted que, por mucho que se esfuerce, no va a vivir hasta los doscientos años?
(Adolfo Gila): -Pue e verdá.
(J): -Abuelo, ¿sabe usted que hay mucha contaminación y que usted, aquí sentado, se está tragando todo el humo de los coches?
(AG, mirando a su alrededor, y absorbiendo aire fuerte por la nariz): -Pue e verdá.
(J, mirándole fijamente a los ojos): -Abuelo, ¿le molesta que le llame abuelo?
(AG): -Para na, nieto.
(J): -Pero usted no es mi abuelo.
(AG): -¡Vamo a ve, vamo a ve!
(J): -De veras, tú no eres mi abuelo.
(AG): -!No me toque lo huevo, no me toque lo huevo!
(J): -Perdona si te he molestado, ¡viejo!
En ese momento, Adolfo Gila termina de sorber de su taza de tila, levanta el bastón apuntando al joven y le dice:
-¿Qué pasa? ¿Qué te aburre mucho en tu casa, niñato/a? Si te aburre, muérdete un codo, ¡desgraciao!
Adolfo Gila se levanta parsimoniosamente y se va, dándole la espalda al/a la joven, cantando ¡no me gusta que a los toros pongas la minifaldaaa… ! y pega un salto chocando los pies en el aire.
FIN.

La noche es un lugar donde todo se reconoce más intenso.
Donde el dónde y el cuándo se viven más puros.
La noche es la distancia más lúcida y los silencios más cercanos, por tan intensos.
El rumor de lo inconstante se palpa en el ambiente límpido y las falacias del día quedan atrás, aunque persisten los miedos sobre los pormenores de las siguientes claridades deslumbrantes.
La noche martillea las mentes con dudas sobre si lo vivido, hasta el momento, es real.
La noche es la purificación de los remordimientos a través de los sueños, cuando se tienen, o no se tienen.
Por eso, te deseo la noche.

¡Formidable, fooormidable!
Tú eras formidable, yo era un miserable.
Fuimos formidables.
¡Formidable!
Tú eras formidable, yo era un miserable.
Fuimos formidables.
¡Oh, bebé!
Yo te encontré
y te vacilé.
No quise molestar,
solo quise ligar
y la cagué ¡joder!
Pero lo voy a arreglar.
¡Eh, verdad!
Me lo voy a currar.
Sé que te insulté.
Pero soy cortés.
Me arrodillaré.
Un pobre diablo como yo,
no quiero ser un rufián.
Me arrepentiré.
¡Vete!
¡Formidable, fooormidable!
Tú eras formidable, yo era un miserable.
Fuimos formidables.
¡Formidable!
Tú eras formidable, yo era un miserable.
Fuimos formidables.
¡Oh! Mi amor lo guardé
en mi corazón.
De tu boda pasé
y no te quise ver.
Pero el karma hablará,
y él te dejará.
Y esta vez de verdad.
¿Le hablaste de mí?
¿De cómo te enamoré?
Le dijiste que perdí,
que no lo arreglé.
Y es así, sí o sí.
¡Vuelve ya de una vez!
Él es otra historia más.
Y tu sonrisa de burla veré.
Así es.
¡Formidable, fooormidable!
Tú eras formidable, yo era un miserable.
Fuimos formidables.
¡Formidable!
Tú eras formidable, yo era un miserable.
Fuimos formidables.
¡Eh! Perdí.
¡Oh, perdón! Perdió.
Lo vi venir.
Siempre quieres tener la razón.
Tú eres toda emoción.
Yo soy solo pasión.
Soy un ratón, Mamá.
Y ella una gata con rabia
que nunca se sacia,
que se aprovecha de todos,
que cree saber todo
y que no sabe nada de nada.
Y de eso no me extraño.
¡Banda de macacos!
Ella me volverá a besar.
Ella es…
¡Formidable, fooormidable!
Tú eras formidable, yo era un miserable.
Fuimos formidables.
¡Formidable!
Tú eras formidable, yo era un miserable.
Fuimos formidables.
Letra Versión en Español de canción Formidable, de Stromae,
por Jesús Fernández de Zayas «Archimaldito«

Imagen de Nicolas DEBRAY en Pixabay
Llevo dándole vueltas en la cabeza, pensando profundamente, deshaciendo malentendidos internos, clarificando ideas y hechos.
La muerte de mi padre fue el comienzo de mi vida artística como alguien que se sube a un escenario a evadir sus dolores, sus penas, e intensificar sus alegrías.
Desde el 2016 he agradecido, privada y públicamente, la oportunidad de hacerlo a muchas personas, que me impulsaron y apoyaron en seguir un sueño truncado en mi juventud.
Muchas veces me autorizo a mí mismo a decir que mi hijo Iván, conocido como el artista multidisciplinar Rev Silver, es quien es gracias a mi apoyo y amor.
Él lo ha llegado a admitir alguna que otra vez también.
Pero ahora soy yo el que debe decir, y así lo haré a partir de ahora, que más allá de todos los artistas, presentadores, coordinadores artísticos, etc, la primera persona que me dio el empujón, y el apoyo, para subirme a un escenario, fue mi hijo Iván, Rev Silver, porque si él no me hubiera llevado aquella primera vez, hace nueve años, a una jam session en la sala Honky Tonk, de Madrid, para que saliera, durante unas horas, de la tristeza y la depresión por la muerte de su Abuelo Jesús, nunca hubiera salido a flote aquel artista dormido que habitaba en mí. Y, sobre todo, fue el que me permitió empezar a cantar, haciendo los coros en sus covers de Marc Bolan. Si aquello no hubiera pasado, quizás el artista Archimaldito no hubiera expandido sus alas más allá de la Literatura, su otra gran pasión.
Por eso, quiero darle las gracias por darme la auténtica primera oportunidad de ser yo mismo como artista o proyecto de artista.
Te amo, Rev Silver. Te adoro, Iván.

Estuvo paseándose por mi cerebro y no le hice caso.
Estuvo mandándome señales de advertencia, incluso de auxilio, y rehuí la responsabilidad.
Y cuando más estaba autoinculpándome como un miserable cobarde, el aviso se mostró claro y contundente.
Volví a tenerla delante y esta vez, la enésima, sí la capté.
Una brizna de percepción. Un pellizco de soportabilidad. Un reflujo de osadía. Un milisegundo de esperanza.

Creo tener muchos amigos, aunque casi todos son conocidos, los circunstanciales que ves de ven en cuando.
Me rodean, casi siempre, cientos de personas, y me veo, desde arriba, mirándolos. Las risas, los halagos, los aplausos efímeros, el bienestar pasajero, mientras lo único que escuchas, continua e incesantemente, son los murmullos de tu mente, los latigazos del corazón y el tintineo de tus ansias.
Al principio y al final del camino, físico o imaginado, estoy yo conmigo, buscándome, comprendiéndome, queriéndome.
Los demás, los prójimos, son circunstancias vitales, amparos para el alma, destellos para que no duermas, para que no ensueñes demasiado, en el camino hacia la desaparición.

Fotografía © Archimaldito
Un nanosegundo antes, este mundo no existía.
Pensé que fuera, y fue. Se hizo y manifestó.
Con sus habitantes, con sus trillones de historias personales. Con su mezcolanza de especies, razas y géneros.
Y todo interactuó con todo.
Y se hizo historia para que alguien, como tú, como yo, la leyera, la pensara y la recreara.
