Mírame, ¿a quién crees que engañas?
Cogiste el bolígrafo de tinta verde y escribiste palabras sueltas en un folio color crema, como si creyeras que me importaba lo guay que podrías llegar a ser.
Pero no me importa. ¿A quién crees que engañas?
He conocido a muchos fracasados como tú, vacíos por dentro y por fuera. Tan llenos de podredumbre, inoculada desde pequeños por una familia insulsa, larga como las sagas.
No sigas escribiendo porque no te leeré. Pon el capuchón al boli y guárdalo en el cajón. En ese cajón sin fondo que, adivino, es tu alma.
(Fotografía:©Jesús Fdez. de Zayas «archimaldito», con «archimaldito»)