Esperando el momento

 

Más allá de su estética patética, más allá de su reprochable falta de principios, estaba su afición a dejarse acariciar la incipiente joroba, vibrando con los rumores malignos de sus seguidores, todos traidores, que estaban esperando pasar de víctimas de su onanismo a ejecutores de la justicia poética.

 

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Controlando el momento

 

 

   Una y otra vez, pulsando el botón de cambio de canal, sin dejar quieto el dedo, sin tener tiempo a fijar la mirada en ningún fotograma de ninguna de las películas que emitían en su momento, sin llegar a escuchar las risas enlatadas de ninguna de las series programadas en ese momento, en ese momento cuando el momento no existía porque no daba oportunidad  para ello. Hasta que pulsó el botón con más significado, el del apagado. Y de vuelta a pulsar el cambio de programa, en ninguna emisión, en la nada. Y fija su mirada en la pantalla en negro se preguntó qué diferencia había: Ninguna.

  

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