La sangre,
de corazón;
La mente,
de soñador;
El instinto,
de cazador;
La búsqueda,
de trovador.
La sangre,
de corazón;
La mente,
de soñador;
El instinto,
de cazador;
La búsqueda,
de trovador.
Quiso llegar con la vista más allá del horizonte y adivinar la silueta de la costa que sabía lejana. Se decía a sí mismo que si pudiera volar, subiría tan alto en el cielo que las tierras legendarias, dibujadas en mapas atribuidos a locos visionarios, estarían al alcance de su mano.
El sonido de las olas batientes a sus pies le devolvió a la realidad y si existían otros hombres allende el Océano tendría que sufrir innumerables jornadas de desasosiego a bordo de una de las grandes naves que acababa de proyectar con los mejores constructores del reino.