Tampoco era la hora. Ni el minuto ni el segundo. Ni siquiera el día. El piloto de la máquina del tiempo había vuelto a equivocarse.
Siempre a destiempo
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archimaldito
Hoy tengo el ánimo para ser tuyo
Tampoco era la hora. Ni el minuto ni el segundo. Ni siquiera el día. El piloto de la máquina del tiempo había vuelto a equivocarse.
Ni un segundo de mi tiempo para el tiempo que no paso contigo.
Dejaba pasar el tiempo y los segundos no le dolían. Maduraba mansamente, sin desear nada para que nada se produjera. Sólo él con él.
archimaldito 