Corre, alma mía,
cuando la veas.
Vuela noche y día
y no te detengas.
Y cuando estés en sus brazos
mírala sin recato.
Y cuando te unas a ella
llora para no separarte.
Porque así serás más grande,
pues su alma no es solo suya,
sino unida a ti es amante,
y al fundiros los años son un instante,
y deseas los siglos
para ser una con ella de aquí en adelante.