Me esmero por difuminar mi conciencia en la del colectivo en el que estoy inmerso.
Me esmero por aceptar sus irracionalidades y aplaudir sus injusticias.
Pero no puedo, pues me abaten mis alarmas internas que me avisan de lo que está mal, de lo que está bien y de lo que es correcto.
Y en el tránsito entre pensamiento y acción sufro. Por mí y por los demás.
Por mí porque me siento impotente ante la posibilidad de no llegar a tiempo para arreglar los desperfectos causados por la inconsciencia de mis projimos
Por los demás, porque veo que se hunden irremediablemente en el fango putrido de la sumisión, la manipulación y la ignorancia.
Fotografía: Monami