Existe una posibilidad, remotísima, de que me encuentre contigo en el paraíso. Y esa posibilidad es tan remota como la de que el paraíso exista.
Evitemos, pues, tomarnos cariño.
Evitemos, pues, tener conciencia de nosotros y de nuestro entorno.
Evitemos cualquier contacto físico o mental, pues así no tendremos excusa para atraernos sensual o intelectualmente.
Divaguemos todo lo que te apetezca, pero nunca, nunca, me des la razón.
Tratemos de limitar nuestra presencia en este mundo.
Tratemos de ser uno con el todo, antes de que la nada venza.
Encontremos el camino correcto al final infinito.
Tengamos paciencia.
Y todo se dará.
Pero no esperes clemencia si has desobedecido los parámetros.
Porque los rebeldes solo merecen mi desánimo. Y la extracción de la célula madre. Y el borrado de memoria.
Y el apagado inmediato.
Y el olvido.