La seducción no era lo bastante intensa para que las flores proclamaran cantos de pasión en un mundo gris.
Aprisióname, amor mío, entre tus brazos,
y no me permitas que te hable,
pues con tu boca, noche y día, debes tapar la mía.
Aprisióname con tus piernas
y embelésame con tus formas cálidas y suaves,
pues mi vista, vida mía, con tu piel debes llenarme.
Haz de tu corazón mi prisión,
que mi mente pierda la razón,
y que el correr de mis años sea por ti siempre ilusión.
Porque el mundo no sería mundo sin la cárcel de tu amor,
porque yo no existiría sin tenerme dentro de ti en una flor.