Al batir las alas se elevaba un poquito más, intentando tocar los rayos solares con el pico.
Siempre huyendo de los seres que lo empujaban, desde allá abajo, a batir más de prisa las alas para no ser alcanzado por aquel sonido ensordecedor que, cuando se acercaba demasiado, hacía caer a alguno de sus amigos.
Dedicado a los seres que han logrado sobrevivir a la barbarie humana.
Dedicado a los humanos que luchan para que todos los seres vivan tranquilos y ajenos a la existencia de seres que quieren acabar con la armonía del planeta.
Dedicado al PACMA, a Anima Naturalis, y a las organizaciones y asociaciones que luchan por el derecho a la vida plena y digna de los seres que comparten el Planeta Tierra con nosotros.