Madre

Imagen de Iuliia Bondarenko en Pixabay

El Hombre está dirigiendo, inconscientemente, sus expectativas y preferencias existenciales a la total explotación del planeta, teniendo como objetivo inmediato la búsqueda de su felicidad, basada en el poder y el confort extraídos del resto de los seres vivos e inanimados que la componen.
No se da cuenta que, tal como si de una casa se tratara, la base de la vida es el planeta que la ha visto nacer y evolucionar, sus cimientos. Si nos fijamos solo en el tejado como signo de que dicha casa está total y perfectamente construida, y nos olvidamos que lo que pisamos son los cimientos que la sustentan, la perfecta vivienda se puede derrumbar, destruir y, con ella, aniquilar lo que dentro contiene.
La Tierra está herida por el Hombre. Pero aún estamos a tiempo de sanarla.
El Hombre debe amar a su Madre, la Tierra.
Sin la Tierra no existiría el Hombre. Sin el Hombre sí existiría la Tierra, pero le faltaría aquello que la distingue entre los miles de mundos existentes.
Ella, como madre, nos ha dado pruebas de ese Amor, nos ha visto nacer y nos ha dejado crecer y desarrollarnos. Ninguna madre quiere la muerte de sus hijos. Comportémosnos correspondiendo a ese Amor.
Nuestra Madre se lo merece.