Quédate a dormir (versión primigenia)

Cada vez que decía que la quería, lloraba, no de emoción, sino porque vislumbraba la cuenta atrás de su desamor.

Sabía que cada vez que hacía el amor con ella, que cada vez que la besaba, que la miraba a los ojos tierno o apasionado, era la última vez que la iba a amar de aquella manera, y que en los siguientes encuentros, cuando ella le implorara un “quédate a dormir”, la querría un poco menos.

Hasta que llegara la noche, tras las copas de vino y los boleros de Luis Miguel, o los momentos íntimos de poesía, en que la respuesta fuera la más dura que hubiera dado nunca, pero también la más sincera.

-No volveré mañana. Ya no soy nadie. Quédate con tu Escandar. Intenta buscarle y conocerle fuera de sus libros y dile que alguien te amó tanto que no quiso amarte tanto.

Dedicado a Escandar Algeet, autor literario imprescindible.

Escrito en Bar Aleatorio, Madrid, el 12 de noviembre de 2019.

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