Es la rabia que me puede. Es la contundencia de la sinrazón la que me enerva. Es la ausencia de lo divino lo que me inspira. Es la presencia de la tragedia lo que me mueve. Son tu desidia y conformismo los que me alcanzan. Son mis manos y mi corazón los que me sienten. Es la revolución en las palabras y en los hechos los que me dan vida. Es el germen de la revolución que os dará, por fin, un sentido al existir.