Meticulosidad versus Improvisación

Soy bastante meticuloso en el trabajo. La mayoría de las veces aplico mis conocimientos obtenidos durante muchos años, pero otras veces es la inspiración la que me mueve. Prevengo los problemas y si no existen, durante el desarrollo de un evento, mejor que mejor, pero si salen imprevistos, los años de experiencia y un sexto sentido me guían para resolverlos con eficacia.
Sin embargo, en mi vida artística soy todo lo contrario: improviso, improviso e improviso, para no verme atado por reglas o pasos autoimpuestos que quiten frescura a mis actuaciones.
Más de una vez me han dicho, tras bajarme del escenario, personas conocidas y desconocidas, que cuando actúo es como si estuviera en trance. No les quito la razón. Muchas veces no recuerdo lo que acabo de hacer, o si lo recuerdo, es como si no acabara de ocurrir.
Debo admitir que entro en una especie de éxtasis que me transporta fuera de mi cuerpo (por describirlo de alguna manera) y que me dejo llevar por la canción y su mensaje, por la música y el recuerdo de su intérprete original y que, la mayoría de las veces, pierdo la noción del tiempo, y obligo a los músicos, no sé si a su pesar, a realizar malabarismos para que todo encaje con mi interpretación.

Fotografía © Asociación Cultural La Brecha

Deja un comentario