Chip mental

Traumas, bloqueos, ansiedades, depresiones.
Hay que cambiar el «chip» mental para poder autoayudarnos.
No es una utopía. Hay personas privilegiadas que lo logran. Que son constructivas con sus vidas y deberíamos aprender de ellas, dando el primer paso hacia la reflexión. Y después, intentar aplicar el positivismo para mejorar nuestras vidas.

Fotografía de Archimaldito

La no esclava

   Nadie como ella para presumir de nuevos chips ante los otros cyborgs. Nadie como ella, para demostrarles, con hechos, que las simulaciones habían terminado. Que ahora volvía a ser funcional, con sus atributos sexuales emancipados. Que estaba preparada para volver a ser esclava, haciendo libres a las otras, de ese fin trascendental para el que se las criaba. Volvería a enamorar a los incautos con sus sueños y quejidos, y no notarían la diferencia. De un cliente a otro nadie notaría, salvo sus proxenetas, que era incansable, y que el placer que ella podía dar era eterno, pues no notaba la diferencia en la penetración entre un humano y otro, ni ellos las huellas que dejaban escapar sus sudores. Y sus parámetros conductivos le permitían no escandalizarse ni reprimirse ante las perversiones de los exterminables de esa especie. Así, decían sus «padres», salvaban muchas vidas inocentes. Y para ella no era ningún sacrificio permutar soluciones no viables para nadie más, excepto para otros artificiales como ella, capacitados para no sucumbir ante cansancios ni penas.