SURCOS (EN MI CORAZÓN)

Una lágrima,

un sentimiento que se desborda.

Dos lágrimas,

la tristeza que se acomoda.

Mi rostro encendido por la impotencia

de no poder calmar mi vida con la paciencia.

 

Una lágrima,

un indicio que me avisa

de que el corazón que tengo

por sobrevivir tiene prisa.

Dos lágrimas,

ni una sonrisa que me serene.

Pienso demasiado, mi mente no se detiene.

 

Una lágrima,

pues me colma el desamparo,

sin ti, mi vida, estoy abandonado.

Y las siguientes,

que vuelven a surcar mi agriado rostro,

son las que me ahogan

y mi interior transforman en un monstruo,

una triunfante abominación de la madurez,

una triunfante exaltación de la languidez.

 

Yo y mis lágrimas,

que no aceptan a mi alma en su desvalida desnudez.

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