Estaba volando.
Esta vez era de verdad y no era un deseo de sus sueños. Ya se lo había visto hacer a demasiados superhéroes en la pequeña y gran pantalla. Ahora era él el que volaba.
Pensó que iría a visitar a su madre, al otro lado del charco. Ahora sería fácil.
Pero no quería ser maleducado y antes se despediría de su cuerpo, allá abajo. El que estaba postrado y perforado por infinidad de tubos, con demasiada gente nerviosamente atareada a su alrededor.
Ojalá no existiera el lecho del dolor y uno se pudiera echar a volar a su antojo. Beso!