Cuando llegué, por fin, después de tantos años, a la playa de mi infancia, orilla de aquel mar inmenso, me tuve que echar a llorar, y no por la emoción, pues me di cuenta que la Tierra estaba perdida, y yo, con mis lágrimas.
Cuando llegué, por fin, después de tantos años, a la playa de mi infancia, orilla de aquel mar inmenso, me tuve que echar a llorar, y no por la emoción, pues me di cuenta que la Tierra estaba perdida, y yo, con mis lágrimas.