Quiero creer que me quieren por lo que soy, no por lo que represento.
Deseo hacerme valer por mis valores, no por lo que los demás esperan de mí.
Y aun así, dudo de mis capacidades. Y aun así, libero sus atrocidades, les permito sus procacidades.
Y creo monstruos. Respetables monstruos que devoran a sus propios padres, que hacen rechinar sus dientes cuando se carcajean de sus prójimos, a los que desprecian hasta alcanzar el grado sumo de envilecimiento.
Y tiemblo, porque siento un leve amor por esos ruines. Y para que este sentimiento no caduque los mantengo, los encumbro, los eternizo.