Altamar

Pataleaba sin parar. Nadie le escuchaba en su agonía. Si miraba hacia arriba, la inmensidad azul. Si miraba hacia abajo, metiendo la cabeza en el agua, la inmensidad negra. Hacía un buen rato que se había pinchado su colchoneta hinchable. No tenía que haberse quedado dormido.

 

Image

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s