Esta vez creyó que estaba en lo cierto. Estaba allí, solo, muerto y enterrado. A cubierto de la mirada de sus amigos y familiares, que le lloraban en el exterior. Y con la certeza de que le quedaban pocos minutos de aire. Sin claustrofobia. Sin ganas de gritar. Dejando que el final, su auténtico final, llegara.
Esta vez creyó que estaba en lo cierto: Después de tantos años de vida, de sabiduría errónea, del dejarse llevar por la corriente de los demás, la conclusión era que, después del después, no había nada. Absolutamente nada.
«Nada sobre negro» es la primera colaboración literaria entre Hadogemina y archimaldito.