El quizás volver a ser

   Era la primera vez que huía. Mas no hacía falta que esperara la amonestación de los poderosos, ni el compadecimiento de los justos. Él tenía clara la concepción de su falta. No contra las normativas cívicas, no contra los mandamientos de los dioses diversos. Nada de eso le importaba. El comezón, el requemón intenso, iba por dentro, contra él mismo. Contra todo lo que siempre había predicado. Se había invalidado a sí mismo.

   El estómago le ardía tanto como la cabeza, y los nervios le tenían atenazado el bajo vientre. La mea culpa lo llenaba todo. Y eligió su destino.

   Se olvidaría de sí mismo y tendría amnesia para los demás. Sería menos que nada, y ese era el escarmiento que se merecía por el acto cúspide de su degeneración.

   Sabía que, aunque soportara años de voluntaria penitencia, de castigos psicofísicos incontables e incomparables por su severidad, no podría borrar la angustia del omnipecador. La lobotomía, el borrado cerebral, no era el alivio, pues se emponzoñaba con la cobardía, y era la salida más fácil. La más extrema, pero para un individuo en su caso, la más fácil. Debía soportar la carga, el peso continuo, y la flama incombustible en su corazón, con la expectativa de que algún día lo hiciera cenizas. Y éstas sí podrían volar y repartirse hacia el ciclo constructivo del quizás volver a ser.

against-sun-1578246

1 comentario en “El quizás volver a ser

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s