No existe palabra. La felicidad no se dice. Te doy mi palabra. Se siente, se piensa, pues ya no soy sin que seas en mí. Y si no eres, no soy feliz, y el concepto se queda vacío, como mi vida, como el sentimiento que pueda existir fuera de mí, porque ya no existe el mí, pues yo soy la nada sin ti.