Religiosamente bienhallado.
Religiosamente maniatado.
Religiosamente amordazado.
Religiosamente apaleado.
Religiosamente deshonrado.
Religiosamente invadido por la carne extraña de uno de los siervos de Dios en laTierra.
El pecado de la provocación, por ser inocente y puro, debe ser castigado.
(Nota del autor: No es mi intención atacar las ideas religiosas de mis lectores. Sólo denuncio, de una forma literaria, un hecho constatado, y reprobado por la mayoría de los integrantes de la Iglesia Católica)