La eterna luz del Ser de Luz

   Me encaré al bodhisattva, con mis ojos fijos en sus labios, esperando la respuesta, que deseaba que nunca llegara, sonriendo por mi triunfo ante el público selecto, el que había absorbido su última enseñanza, de la que yo pretendía burlarme, y me quebré interiormente cuando sin mover un músculo facial me transmitió la verdad inconclusa sobre mi inexistencia.

   Al siguiente lapso desapareció, junto con los otros.

 

 

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