Visité aquel mundo y me quedé en él. Aún sabiendo que estaría solo el resto de mis días. Me daba igual. Nadie ni nada me esperaba en mi planeta de origen. Me ilusionaba ser un pionero. Aunque nadie lo llegara a valorar. Me atraía la aventura, aunque el relato de la misma terminara difuminado en la vejez decrépita. Me entusiasmaba empezar de nuevo, aunque la sombra de la rutina se cerniera sobre este nuevo período de efervescencia creativa.