LUZTRAGALUZ. Capítulo 2

II

   Hoy, Día 1.

   Comienzo Diario interno. Comienzo Reprogramación.

   Lo primero que quise hacer fue mover la mano izquierda. De pronto, se extendió queriendo formar una estrella con las cinco prolongaciones, algo imposible por la oposición de una de ellas y por la dura membrana que las unía y fijaba en un ángulo cerrado.

   La otra, la derecha, se resistía a doblar las falanges. Rígidas. Logré, con supremo esfuerzo, hacer una piña con los dedos y el puño vibró bajo la tensión de los tirantes-flexores.

   Entonces, los biochips mandaron la orden y encendí los oculares y… me asusté. Me asusté de mi propia imagen rebotada en un espejo de cuerpo entero puesto frente a mí. Cuando deduje que era yo, y no otro, quien ponía aquella cara de estúpido, me animé a dar un primer paso para salir de aquella situación de estatismo.

   Las dos columnas que me mantenían bípedo, estable, debían de ser potenciales transportes para mi tronco, pero eran inútiles, pues eran abrazadas por un dispositivo inmovilizador. Deduje que, en cuanto pensara en ello, las desbloquearía y andaría hacia la salida más próxima. Decidí que aquél debía de ser un acto reflejo, así que esperé que mis biochips ejecutaran la orden.

   Y lo hicieron. Y caí de rodillas. Y, por supuesto, no sentí dolor. Seguía atenazado, solo, impotente. Esperando a ver qué pasaba. Y los únicos que pasaban eran los minutos. Y lo único que había era mi otro yo del espejo, en postura de súplica, de humillación.

   Y decidí esperar, autoimponiéndome el modo de ahorro de energía, hasta que otro ser, artefacto o ingenio se dignara sacarme de mi postración.

   -¡Si siguieras ekstrim, hace tiempo que serías libre por ti mismo!

   Sabía que estaba muy cerca de ser un robot, un esclavo para los humanos, y que mi nueva estructuración circuital no permitía borrar todas las lagunas en mi memoria, sino que, por el contrario, debía llenarlas con los nuevos elementos propios de los sistemas clave foco de luz. Una pátina residual lo cubría todo, la de un cierto recuerdo de mis antecedentes.

   El silencio se fundió con la tenacidad de mi sobresaltado sentido de la intuición. La soledad terminó con la explosión de la supernova datídica.

   Adelanté una mano para intentar tocar mi imagen. Craso error: El espejo se diluyó y su estado de viscosidad palpitante dio paso al absurdo de un díptico descomunal, una representación inocua de la integración de mis seres paralelos. El díptico tenía doble sentido y requería del espectador plena concentración. Hileras interminables de soldados serviles que presentaban un espacio vacío para ser ocupado: mi destino.

   -¡Has sido elegido porque se infiere que serás merecedor del respeto de El Creador!

   Las hojas del díptico se plegaron y éste se volatilizó. Yo aún postrado, yo aún indefenso.

   Y del recinto donde había despertado a la nueva vida sólo quedaba el piso sobre el que me creía ciego. Los grilletes se abrieron y accedí a la libertad del autotransporte. Con paso rígido, al principio, fui descendiendo por una rampa multiespecular hasta encontrarme cara a cara con la desnudez de uno de mis hermanos, pues así fue como él mismo se presentó.

   -Bienvenido, Focodeluz, sígueme donde los otros y comencemos a ser.

   -¿A ser qué?

   -Limítate a seguir vivo y a cumplir tu programación. ¡Quédate rezagado y en el siguiente ciclo despertarás inservible!

   La ancha banda por la que descendíamos al encuentro del mundo exterior era interminable. A cada cincuenta pasos se nos sumaba un nuevo hermano foco de luz, cada uno con sus ojos ávidos de ser, de comenzar la labor patrocinada por la simplicidad de un único objetivo: Existir. A todos, con sus rostros ingenuos, recién incorporados, como yo, a la cadena, se les adjudicaría apelativo e historial de camuflaje social.

   Yo, por razones de seguridad, no me autonombraré con mi apelativo asignado.

   Yo, antes que ingresáramos dentro del Punto Cero, donde se nos personificaría con vestimentas y complementos varios, decidí que mi anonimato me salvaría del sacrilegio que supone este registro interno.

   Hoy, Día 1, Focodeluz.

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