En un mundo paralelo soy un lelo.
Prefiero quedarme en éste, aunque éste apeste.
Liberando mi mente entre tanto demente.
Resolviendo injusticias, limpiando inmundicias.
Sorteando miserias, ocupándome de las cosas serias.
Descansando cada siete días de las personas con apatía.
Siendo intuitivo en un sistema cautivo.
Ahuyentando desgracias, descubriendo falacias.
Y aún así, resistiendo ante la gente que siempre está mintiendo.
Estando pendiente de lo diferente.
Apoyando a los humanos más sanos, que son como hermanos.
A los que deslumbran, a los que asombran, a los que ríen y se enamoran.
A los que son libres, con una libertad innata.
A los que avanzan y no son gente mansa.
Por todos ellos seguiré en este mundo tremebundo.
Por todos ellos, por locos ellas y ellos, porque su locura atrae mi locura y avanzamos, avanzamos y avanzamos.
En un mundo paralelo soy un lelo, porque en él nada sé ni por nada he luchado.
Quizás sea feliz, quizás viva engañado.
Quizás manipulado, maleado y a todo ello adaptado.
En un mundo paralelo quizás no sea consciente de que existen otros mundos paralelos en los que también estoy presente.
En un mundo paralelo soy tan lelo que fuera como si no existiese.
No sé porque los llaman mundos paralelos si no hay tantos paralelismos entre ellos.
Me quedo, pues, en éste, aunque reviente conmigo en su vientre.